jueves, 17 de agosto de 2017

IX. EL DETERIORO DEL PASO DEL TIEMPO EN ALGUNAS DE LAS CASAS DE INDIANOS.

Estas casas, que tan felices hicieron a quienes las construyeron, no mantienen el mismo aspecto con el paso del tiempo. Los motivos pueden ser diversos. En unos casos porque eran casonas casi palaciegas y sus descendientes, al no encontrar compradores interesados, las fueron abandonando progresivamente; otras, porque los compradores no tienen la sensibilidad estética necesaria para ir manteniéndolas respetando su estilo original, o bien porque los materiales de construcción originales no son de fácil sustitución, o porque les dan un uso mucho más ajustado a las nuevas familias y oficios; y, por supuesto, considerar también la idea de que los nuevos propietarios no disponen de la economía suficiente para su mantenimiento. Cualquiera de estas razones van deteriorando sus estructuras hasta hacerlas prácticamente insalvables. Y aquellos lugares que dieron inicio a sagas familiares donde se fraguó la inversión más o menos austera y el ahorro de las primeras fortuna adquiridas en tieras lejanas con el fin de levantar la economía familiar, envejecieron, y sus descendientes siguieron la pauta heredada en otros lugares, donde intentaron mantener el nivel de vida trasmitido en los nuevos tiempos. Y allí, en Acapulco, quedaron los restos de los pioneros, a quienes debemos nuestra memoria y agradecimiento.

Mostramos el aspecto de algunas de esas casonas en la actualidad. La tercera foto corresponde a casa Azaola en Izarra. No se entiende cómo Urbanismo de Álava no obliga a los Ayuntamientos y estos a los propietarios a tener el edifico en condiciones como ocurre en las ciudades que exigen a las comunidades de propietarios obtener el ITE (Informe Técnico de Edificios).

Baquio, antigua casa de veraneo de la familia Alcorta Alzuyeta, Villa Feliena.
Feliciano Mª Alcorta Apraiz nació en Durango en 1838. Era hijo de Ignacio Alcorta Elorriaga y Faustina Apraiz Uribarrena. Estudió medicina y ejerció de médico en Bilbao, siendo famoso su discurso en el acto solemne de recibir la investidura de Doctor en la Facultad de Medicina titulado “¿El fluido eléctrico y el fluido nerveo son una misma cosa? (1864)”. El 14 de febrero de 1868 se casó con Feliciana Alzuyeta con la que tuvo a Juan Jesús Gil (1869)Matilde Bienvenida (1.871), Ignacio Gavino (1873), Romana Jesusa (1877), Isidoro (1881), Martín (1883) y María de los Dolores (1886). Feliciana, de procedencia vasco francesa, era  heredera de plantaciones de azúcar y otros negocios familiares en Filipinas. A pesar de no ser indianos pero sí con el dinero procedente de Filipinas decidieron construir este palacete terminado en 1897. Se levantó sobre una colina artificial, en una finca que ocupaba 21.320 metros cuadrados, rodeada de unos magníficos jardines que incluían entre otros elementos una pista de tenis de hierba, un cenador y un estanque. En la fachada destacaban en el primer piso las grandes cristaleras exteriores del salón y en el último piso una torrecilla con forma de faro. Este palacete fue construido en un estilo parisino de finales del siglo XIX y muchos de sus elementos interiores fueron traídos expresamente desde París y Filipinas. La casa era utilizada sobre todo en los meses de verano, salvo durante la Guerra Civil que fue utilizada como residencia habitual al considerarla más segura que su permanencia en Bilbao. (http://casonasdeindianos2.blogspot.com/2013/06/45-villa-feliena-bakio.html)


 Izarra. Casa Azaola. No se entiende cómo Urbanismo de Álava no obliga a los Ayuntamientos y éstos, a los propietarios, a tener el edifico en condiciones como ocurre en las ciudades que exigen a las comunidades de propietarios obtener el ITE (Informe Técnico de Edificios). Esta casa es perfectamente recuperable si la comprara una empresa de construcciones y la rehabilitara exteriormente y la pintara. Pero los actuales propietarios están dejando que se caiga. Izarra, actualmente, está recuperando la importancia perdida cuando todos los trenes paraban en su estación pero la recupera mejorándola. De momento, destacan varias rutas de senderismo por paisajes absolutamente rurales.

domingo, 25 de junio de 2017

VIII. CONCIENCIA DE LA NATURALEZA RURAL. PAISAJES DE IZARRA, ÁLAVA 1995-20017. Los paisajes de la infancia y la juventud.

Fotos realizadas por Lola Montes Amuriza y Vicky Montes.

Desde muy antiguo los pueblos se construían en zonas que no pudiese ser castigadas por fenómenos de la naturaleza catastróficos, siempre en alto y con pocas probabilidades de desprendimientos en laderas poco rocosas. Se cuidaban los bosques con el pasto de las ovejas para evitar incendios, se cuidaba la armonía de las construcciones de acuerdo a los paisajes y se educaba a los jóvenes en las tareas propias del campo, se dedicaran luego al oficio o no. Y es que la naturaleza, con sus ritmos y sus paisajes es fundamental para el desarrollo óptimo de la vida humana.

Foto L. Montes. Pueblo de Izarra. La casa Azaola en segundo término con el tejado rojo.

Foto Lola Montes, año 2000. Begoña Amuriza con Angela Cruz viuda de Jaime del Valle-Inclán, amiga de la familia.

  


Foto L. Montes. Antiguo hotel de la Estación. Hoy ya no existe. Al fondo la Cruz de Abecia en el monte de San Bartolomé  

Foto L. Montes. Vista de la Iglesia desde la carretera hacia la cascada de Gujuli.






Foto L. Montes. Famosa tienda del pueblo. En esas tiendas había de todo. Una de las cosas que más nos gustaba comprar a los jóvenes de la época eran navajitas para poder hacer inscripciones en árboles del bosque o trabajar sobre ramas para construir arcos y flechas.


Foto L. Montes. Camino a Larrazcueta. Un lugar ideal para sentarse a meditar o simplemente esperar a que pase alguien.

                                                                                   

Foto L. Montes. Paseo por el bosque de Ostuño. Bosque de hayas, robles, quejigos, tejos y helechos. Un lugar en el que podías tropezar con personajes de otra época.

                                                                                
Foto L. Montes. Bajada a Orduña en trayecto hacia Bilbao. Recuerdo cuando todos los trenes paraban en la estación de Izarra y debería recuperarse esa costumbre.


Foto L. Montes. Fardos, pacas o balas de siega en camino a Larrazcueta.                                                                             
Foto L. Montes. Vista del pueblo de Belunza desde Izarra.
Foto L. Montes. Larrazcueta. Paseo al atardecer.


Foto L. Montes. Ruina de ermita que conserva la espadaña y sus campanas.
Foto L. Montes.Valle de Urcabustaiz.
Foto L. Montes. Ovejas de raza lacha pastando en el valle de Urcabustaiz      



Foto L. Montes. Ovejas "lacha de cara negra" en reposo al anochecer.

Foto L. Montes. Pantano de Lamiosín. Un hábitat para gnomos, hadas y ondinas.


Foto L. Montes. Caballos de monte pastando en el valle de Urcabustaiz       
 
                                                             
 Foto L. Montes. Cabaña de aperos en calvero del bosque de Ostuño.






Foto L. Montes. Paisaje rural con vaca pastando y riachuelo o regato.











Foto: V. Montes. Ermita de Escolumbe
Foto V. Montes. Iglesia y cementerio de Izarra.

Foto V. Montes.Vista del valle.

Foto V. Montes. Molino de Ostuño.
Foto V. Montes. Santorcari. Ostuño.
Foto V. Montes. La Encontrada. Puente viejo.

Foto L. Montes. Vacas de raza terreña pastando en el valle de Zuya en el entorno de la ermita de Oro.